La naturaleza de la realidad, la conciencia y la compasión.
Imagina que estás en una habitación llena de espejos, cada uno reflejando una versión ligeramente diferente de ti mismo. Al mirar a tu alrededor, resulta complicado determinar cuál reflejo es el verdadero “tú”.
¿Eres la imagen más cercana a la superficie del espejo, o es el verdadero “tú” el que está oculto en las profundidades del cristal?
Este intrigante escenario refleja una cuestión filosófica fundamental que ha desconcertado a eruditos y pensadores durante siglos: la naturaleza de la realidad y la percepción.
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La percepción del Bodhisattva
En el ámbito de la filosofía budista, existe un cautivador enigma sobre cómo los Bodhisattvas, seres iluminados dedicados al bienestar de todos los seres sintientes, perciben a estos últimos.
A primera vista, uno podría suponer que los Bodhisattvas deberían poseer una capacidad infalible para percibir a los demás en su forma más auténtica.
Después de todo, ¿no es la iluminación sinónimo de ver la realidad tal como es, sin nublarse por ilusiones o conceptos erróneos? Y parece lógico esperar que los Bodhisattvas, con su elevado estatus espiritual, discernirían sin esfuerzo la verdadera naturaleza de los seres sintientes.
La naturaleza de la percepción en Yogācāra
Siguiendo el pensamiento Yogācāra, los Bodhisattvas podrían no percibir a los seres sintientes de manera directa.
La compleja naturaleza de la percepción en el pensamiento Yogācāra se caracteriza por el concepto de “vijñapti-mātra” (solo conciencia).
Estas ideas enfatizan que lo que percibimos no es una aprehensión directa de la realidad externa y objetiva, sino más bien un producto de nuestra conciencia, que está profundamente influenciada por experiencias pasadas y hábitos mentales.
Esto implica que la percepción de los seres sintientes por parte de seres iluminados como los Bodhisattvas no es tan sencilla como podría parecer a simple vista.
La naturaleza última de la realidad en Madhyamaka
Madhyamaka, por otro lado, enfatiza la doctrina de śūnyatā, a menudo traducida como “vacío”.
Esta filosofía, fundada por Nāgārjuna, postula que todos los fenómenos están vacíos de existencia inherente o naturaleza inherente (svabhāva).
Madhyamaka no afirma que todo dependa de la mente; en cambio, argumenta que ningún fenómeno posee existencia inherente y autosostenida.
A diferencia de Yogācāra, que explora las complejidades de la percepción, Madhyamaka se centra en las consecuencias filosóficas del vacío.
Compasión y Compromiso
La filosofía Yogācāra otorga una gran importancia a la compasión y al poder transformador de la conciencia.
Sugiere que comprender el papel de la mente en la construcción de la realidad puede conducir a un compromiso compasivo con los demás, como se observa en el camino del Bodhisattva.
Madhyamaka también reconoce la importancia de la compasión, pero enfatiza el vacío de todos los fenómenos como un medio para liberarse de las limitaciones conceptuales.
Ve el vacío como una forma de desmantelar las construcciones cognitivas que nos atan al sufrimiento.
Como podemos ver, la principal diferencia entre las filosofías Yogācāra y Madhyamaka radica en sus visiones sobre la naturaleza de la realidad y el papel de la conciencia.
Yogācāra afirma la primacía de la conciencia y la mente como únicas, mientras que Madhyamaka enfatiza el vacío como la naturaleza última de la realidad.
Ambas escuelas han contribuido significativamente al pensamiento budista y ofrecen perspectivas distintas sobre el camino hacia la iluminación y la percepción de los seres sintientes.