32 Características físicas del Buda
El Buda alcanzó el parinirvana hace casi dos mil quinientos años. Aquellos que vivieron durante la era del fin del Dharma no tuvieron la oportunidad de ver su rostro dorado y sus características físicas de cerca.
Las principales características que eran visibles a primera vista y las características secundarias invisibles, pero que despertaban en cada hombre simpatía y placer. Se menciona en los textos canónicos que el Buda posee treinta y dos características principales y ochenta características secundarias.
Las treinta y dos características principales son las siguientes:
- Plantas de los pies planas, sin arco.
- Marca de rueda de mil radios en la planta del pie.
- Dedos delgados y largos, blancos como la nieve.
- Brazos y piernas flexibles.
- Dedos y pies finamente palmeados.
- Talones completos.
- Pies de grosor uniforme, de longitud completa.
- Carne tan fina y suave como la del ciervo real.
- Brazos colgantes, las manos caen más bajo que los brazos y las rodillas.
- Órgano masculino bien retraído.
- Altura y extensión de los brazos, iguales.
- Vello oscuro.
- Vello corporal elegante y rizado.
- Cuerpo de color dorado.
- Aura de diez pies alrededor del cuerpo.
- Piel suave y lisa.
- Pies, manos, hombros y cráneo bien redondeados.
- Axilas completas.
- Postura digna y majestuosa.
- Cuerpo recto.
- Hombros completos y redondeados.
- Cuarenta dientes.
- Dientes blancos y articulados.
- Dientes regulares y uniformes.
- Mejillas llenas como las de un león.
- La saliva mejora el sabor de todos los alimentos.
- Lengua larga y ancha.
- Voz profunda y sonora.
- Ojos de color oscuro y cristalinos como el mar.
- Pestañas extraordinarias.
- Luz que irradia entre las cejas.
- Protuberancia carnosa en la parte superior de la cabeza.
Se dice en los sutras:
“Se requieren cien kalpas para cultivar las características físicas y tres ásañkhya para perfeccionar méritos y sabiduría”.
Las treinta y dos características físicas del Buda no son innatas, sino resultado de la práctica durante noventa y un kalpas.
Según el Sutra del Adorno de las Cien Felicidades, se debe practicar las cien felicidades para adquirir una característica física, e incluso la de la lengua, larga y ancha, requiere una acumulación de miles de millones de veces de “sin mentir”, para ser adquirida.
Así, para aprender el budismo, uno debe cultivar diligentemente méritos y sabiduría, para obtener frutos realizados.