8 Beneficios de la meditación caminando
La meditación caminante se practica entre largos períodos de meditación sentada, conocida como zazen. Esta práctica es común en el budismo Zen, Chan, Seon coreano y vietnamita.
Una de las maneras más útiles y arraigadas de atender a nuestro cuerpo es la práctica de la meditación caminante. La meditación caminante es una práctica simple y universal para desarrollar la calma, la conexión y la conciencia corporal.
Table of Contents
- 1 - Tiempo Requerido
- 2 - Cómo Hacerlo
- 3 - Encuentra un lugar
- 4 - Comienza tus pasos
- 5 - Los componentes de cada paso
- 6 - Velocidad
- 7 - Manos y brazos
- 8 - Enfocando tu atención
- 9 - Qué hacer cuando tu mente divaga
- 10 - Integrando la meditación caminante en tu vida diaria
- 11 - Beneficios de la Meditación Caminante
Tiempo Requerido
10 minutos diarios durante al menos una semana. La evidencia sugiere que la atención plena aumenta cuanto más se practica.
También se puede practicar regularmente, antes o después de la meditación sentada o en cualquier momento por sí sola, como después de un día ajetreado en el trabajo o en una perezosa mañana de domingo.
El arte de la meditación caminante consiste en aprender a estar consciente mientras caminas, utilizando el movimiento natural de caminar para cultivar la atención plena y la presencia despierta.
Cómo Hacerlo
Para practicar, selecciona un lugar tranquilo donde puedas caminar cómodamente de un lado a otro, ya sea en interiores o al aire libre, de aproximadamente diez a treinta pasos de longitud. Comienza de pie en un extremo de este “camino de caminata”, con los pies firmemente plantados en el suelo.
Encuentra un lugar
Busca un sendero que te permita caminar de un lado a otro durante 10-15 pasos; un lugar que sea relativamente pacífico, donde no serás perturbado ni observado (ya que una meditación caminante lenta y formal puede parecer extraña para quienes no están familiarizados con ella). Puedes practicar la meditación caminante tanto en interiores como en la naturaleza. El sendero no tiene que ser muy largo, ya que el objetivo no es llegar a un destino específico, sino practicar una forma de caminar muy intencionada donde principalmente estás retrocediendo tus pasos.
Comienza tus pasos
Camina 10-15 pasos a lo largo del sendero que has elegido, y luego pausa y respira tanto tiempo como desees. Cuando estés listo, gira y camina de regreso en la dirección opuesta hasta el otro extremo del sendero, donde puedes pausar y respirar nuevamente. Luego, cuando estés listo, gira una vez más y continúa con la caminata.
Los componentes de cada paso
La meditación caminante implica pensar y realizar deliberadamente una serie de acciones que normalmente haces de manera automática. Desglosar estos pasos en tu mente puede sentirse incómodo, incluso ridículo. Pero debes intentar notar al menos estos cuatro componentes básicos de cada paso:
- El levantamiento de un pie;
- El movimiento del pie un poco hacia adelante desde donde estás de pie;
- El colocamiento del pie en el suelo, primero el talón;
- El cambio del peso del cuerpo hacia la pierna delantera mientras el talón trasero se levanta, mientras los dedos de ese pie permanecen tocando el suelo o el piso.
Luego el ciclo continúa, mientras tú:
- Levantas completamente tu pie trasero del suelo;
- Observas el pie trasero mientras se balancea hacia adelante y desciende;
- Observas el pie trasero mientras hace contacto con el suelo, primero el talón;
- Sientes el peso trasladarse a ese pie mientras el cuerpo avanza.
Velocidad
Puedes caminar a cualquier velocidad, pero en el programa de Reducción de Estrés Basada en la Atención Plena (MBSR) de Kabat-Zinn, la meditación caminante es lenta y consiste en dar pasos pequeños. Lo más importante es que se sienta natural, no exagerado ni estilizado.
Manos y brazos
Puedes entrelazar tus manos detrás de la espalda o frente a ti, o simplemente dejarlas colgando a los lados—lo que te resulte más cómodo y natural.
Deja que tus manos descansen fácilmente, donde sea que se sientan cómodas. Abre tus sentidos para ver y sentir todo el entorno.
Después de un minuto, vuelve a centrar tu atención en el cuerpo. Encuéntrate a ti mismo y siente cómo tu cuerpo está de pie sobre la tierra.
Siente la presión en las plantas de tus pies y las otras sensaciones naturales de estar de pie. Permítete estar presente y alerta.
Enfocando tu atención
Mientras caminas, intenta enfocar tu atención en una o más sensaciones que normalmente darías por sentado, como tu respiración entrando y saliendo de tu cuerpo; el movimiento de tus pies y piernas, o su contacto con el suelo o el piso; tu cabeza equilibrada sobre tu cuello y hombros; los sonidos cercanos o aquellos causados por el movimiento de tu cuerpo; o cualquier cosa que tus ojos capten mientras se enfocan en el mundo frente a ti.
Qué hacer cuando tu mente divaga
No importa cuánto intentes fijar tu atención en alguna de estas sensaciones, tu mente inevitablemente divagará.
Está bien—es perfectamente natural. Cuando notes que tu mente divaga, simplemente intenta nuevamente enfocarla en una de esas sensaciones.
Integrando la meditación caminante en tu vida diaria
Para muchas personas, la meditación caminante lenta y formal es un gusto adquirido. Pero cuanto más practiques, incluso por períodos cortos de tiempo, más probable es que te guste. Ten en cuenta que también puedes llevar la atención plena a caminar a cualquier velocidad en tu vida cotidiana, e incluso a correr, aunque, por supuesto, el ritmo de tus pasos y respiración cambiará. De hecho, con el tiempo, puedes intentar llevar el mismo grado de conciencia a cualquier actividad cotidiana, experimentando el sentido de presencia que está disponible para nosotros en cada momento a medida que nuestras vidas se desarrollan.
Beneficios de la Meditación Caminante
Utiliza la meditación caminante para calmarte y recogerte, y para vivir de manera más consciente en tu cuerpo. Practica primero en casa.
Luego puedes extender tu caminata consciente de manera informal cuando vayas de compras, cada vez que camines por la calle o camines hacia o desde tu automóvil.
Puedes aprender a disfrutar de caminar por el simple hecho de caminar, en lugar de la planificación y el pensamiento habituales y, de esta manera sencilla, comenzar a estar verdaderamente presente, uniendo tu cuerpo, corazón y mente mientras te mueves a través de tu vida.
Algunos beneficios de la meditación caminante se enumeran a continuación:
- Te Conecta Más Profundamente con el Entorno
- Te Saca de Tu Cabeza
- Te Permite Comunicarte con la Naturaleza
- Te Ayuda a Conocer Tu Cuerpo
- Te Hace Frenar
- Fortalece la Concentración
- Expande la Atención Plena Cotidiana
- Te Ayuda a Conectarte con el Momento Presente
La mente puede ir en mil direcciones. Pero en este hermoso camino, camino en paz. Con cada paso, sopla una suave brisa. Con cada paso, florece una flor.