Eres lo que piensas
Eres responsable de tu pensamiento. Cambia tu forma de pensar y tu vida mejorará. Pero, ¿qué pensamientos debes cambiar? Tus pensamientos problemáticos sobre una situación se pueden encontrar fácilmente en tu diálogo interno. El diálogo interno es esa conversación continua que tienes contigo mismo. Es lo que te dices sobre las situaciones de la vida.
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Observador Interno
Todos tenemos una voz que nos habla. Podrías pensar en ella como tu conciencia. Podría ser ese “observador interno” que parece estar sentado en un rincón y observa todo lo que haces. Puede que lo reconozcas como esa voz que comienza a hablarte al despertar por la mañana. A veces puede esperar hasta que te mires en el espejo antes de que realmente hable. Es esa voz que dice: “Eres realmente hermosa.” o “Qué persona tan maravillosa eres.” O “Vas a tener un gran día.” Podría decir: “Estás tan delgada y tu cabello se ve hermoso.” Si no reconoces esta voz, entonces la tuya puede estar hablándote en un tono diferente. Podrías estar escuchando: “Te ves fatal hoy” o “Seguramente has ganado mucho peso.” “Tu cabello está desordenado.” “¡Es un día terrible! Vuelve a la cama.” Esta voz, la negativa y crítica, es una de las principales razones por las que tenemos tantos problemas. Puede destruir la resiliencia al abrir las compuertas y drenar tu energía.
Esta voz puede empeorar cualquier cosa. Puedes ser como la mayoría de las personas y saber cómo tomar cualquier pequeño problema, pensarlo un rato y convertirlo en un problema mayor. Esa pequeña voz sigue diciéndote lo que podría salir mal. Se señalan todas las posibilidades oscuras. La imaginación crea una situación muy mala. El problema pasa de ser una leve molestia a una catástrofe mayor mientras te convences de que la situación imaginada es la situación real. Ahora estás ocupado enfrentando un problema que solo existe en tu mente.
Respuesta y reacción
Cualquier respuesta, en este punto, estará fuera de proporción con el problema original. La reacción normal al problema original es probablemente algún grado de angustia emocional. Si has sido despedido de un trabajo, puedes sentir una combinación de tensión, preocupación, ansiedad, tristeza, irritación, frustración o ira. Todas estas son emociones normales para la experiencia. Sin embargo, esa voz interna puede estar ocupada exagerando: “Esto es horrible y terrible. Es la peor cosa del mundo. Nunca encontrarás otro trabajo. Eres una persona desesperanzada e impotente. Nadie te contratará jamás. No podrás pagar tus cuentas. Perderás todo lo que tienes. Deberías rendirte.” Con tal diálogo interno pronto caerás en la depresión o te enfurecerás por tu supuesto maltrato. En una profunda depresión, puedes decidir que la situación es desesperada y volverte suicida. En un estado de rabia, puedes actuar de manera inapropiada y violenta hacia tu antiguo empleador. Cualquiera de las reacciones es demasiado intensa porque la respuesta es a una situación que has creado en tu mente. Cambia tu mente, tu actitud, y el problema puede reducirse a su tamaño original. El problema original puede ser lo suficientemente malo, pero no es la catástrofe que has inventado.
Acción
Para cambiar tu actitud debes cambiar el diálogo interno. Para cambiar el diálogo debes atraparlo en acción. Para hacer esto, tienes que prestar atención a ti mismo. Debes participar en la auto-observación y escuchar esa voz interna.
La próxima vez que te encuentres sintiéndote “mal”, no empieces a preguntar: “¿Quién me hizo esto?” No empieces a buscar la causa externa de tus problemas. Lo que deberías hacer es preguntarte: “¿Qué he estado pensando?” “¿Qué me he estado diciendo?” Puede que descubras que tu diálogo interno te ha sumido en una profunda angustia emocional.