Mandalas de Arena
Los Mandalas de Arena son una forma antigua de arte budista. Son una manifestación temporal del arte. El proceso de crear y luego destruir los mandalas tiene una importancia simbólica para los monjes practicantes.
En el Tíbet, el mandala de arena se denomina Kuktson Kyilkhor, que significa “mandala de polvo de arena de colores”. En sánscrito, se describe como “cosmograma” o “mundo en armonía”. Según la cultura tibetana, dondequiera que se cree un Mandala de Arena, todos los seres sintientes y el entorno circundante son bendecidos.
Cada mandala tiene un significado exterior, interior y secreto. En el nivel más externo, representan el mundo en su forma divina; en el nivel interior, representan un mapa que ayuda a transformar la mente humana ordinaria en una mente iluminada. En el nivel secreto, representan un equilibrio perfecto entre el cuerpo, la mente y el alma. La creación de la pintura de arena tiene como objetivo purificar y sanar en los tres niveles.
A diferencia de los mandalas pintados, los mandalas de arena no son permanentes. Pasan por un proceso de construcción y destrucción.
Antes de que el mandala de arena sea realmente construido, el lugar es consagrado por los monjes, quienes realizan música, cantan y recitan oraciones y mantras.
El Proceso de Construcción
Inmediatamente después del canto, el grupo de monjes comienza a trazar líneas para el diseño del mandala. Las medidas para los mandalas se realizan utilizando una regla de borde recto, un compás y un bolígrafo de tinta blanca.
A lo largo de la creación, los monjes vierten los granos de arena en un orden uniforme. La arena se vierte con la ayuda de una herramienta metálica en forma de embudo conocida como chakpur. El embudo se llena primero con arena de colores y luego se vierte de manera uniforme. El mandala terminado tiene aproximadamente cuatro pies de diámetro y generalmente requiere alrededor de una semana para completarse.
El Proceso de Deconstrucción
Como se mencionó anteriormente, estos mandalas deben ser disminuidos. Este proceso enseña que todo lo que comienza debe finalmente terminar.
Parte de la arena se redistribuye al público para que puedan usarla con fines de bendición y sanación. La arena puede ser guardada en el hogar, en el altar o esparcida por el jardín como protección para el hogar y la familia. Se dice que toda la región, y de hecho toda la tierra, es bendecida por este proceso.